Todos tenemos uno, aunque no lo usemos. Os pondré brevemente en situación. A finales de mayo hace la comunión el hijo de mis primos (primo segundo, creo, nunca lo tengo claro), al que vamos a llamar A., al más puro estilo
DasYuden. Entre la habitual tanda de regalos y agasajos que recibirá, a otros tíos míos se les ha ocurrido la idea de
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